Los versos se me escurren
como moco,
SI,
lo que leíste
porque soy un niño moqueando
en una esquina resfriada
pisándome la lengua
y jugando con los duros
en mi boca.
Porque cabe aclarar
que las letras son nuestras,
Nosotros pedimos letras además de plata
porque la plata no se come.
Las letras sí se mastican
pero no llenan
sin oídos con dolor de panza.
Así,
agravan el entendimiento
por pasearlas por cordones
sucios de las zapatillas
de la avenida del mundo.
-Cómo me gustarían unas Nike,
como las de mi primo, el Gitano-
Pero con la plata
YO
hago poesía para mi panza
y para mi espalda
porque mi papá
tambien escribe versos
en mi cara
cuando no trabajo.
No dice ser poeta pero yo creo que lo és
porque cuando se sienta en el patio
grita y canta canciones,
se cae,
fuma,
cierra los ojos
y levanta las manos
llenas de callos por la cuchara.
Mi mamá también es poeta
porque miente en la puerta del Sanatorio Allende,
¿Sabías que la mentira compra letras?
Ella lo sabe,
para mí que aprendió de
tanto caminar,
tanto llorar
con la mano extendida
porque mentir también es llorar.
Después de unos años la mentira
tiene un gusto rico,
como a crema del cielo,
como a cajita feliz.
A veces cuando camino
y juego a ser un mayorista
no le hago preguntas a mis letras
-aprendí a reirme cuando me rasco el culo-
porque le doy asco a las viejas
y justo AHÍ,
hace efecto mi poesía.
Porque,
¿Qué es la poesía sino nosotros?
Decime,
¿Qué es?